También estuve cuando te tocó entrar, con 15 años, en la historia grande del fútbol argentino. Sin tocar la pelota ya eras leyenda como el jugador más joven en pisar una cancha de primera división. Por eso, y otros enormes goles que me hiciste gritar junto a mi viejo, porque te fuiste temprano del Rojo y todavía tenemos pendiente aquello de ganar una Copa con vos, y no dudo que ocurrirá. Porque cuando descendimos junté el dolor familiar rojo en un trapo que acompañó todo el periplo por la B, y sintetiza lo que siento por este Club y, por qué no, por vos, Kun querido.
Porque ya tiene la estampa de los dos primeros y faltás vos, Kun, para conseguir el sueño de que este manto sagrado envuelva y cobije las dedicatorias de quienes nos hicieron abrazarnos y delirar por estos colores.
Porque sé que estás en Barcelona recuperándote para encarar tu mejor Mundial, y sueño con que anuncies que volvés cada día. Porque esta oportunidad es única y no me importa lo que digan, lo que digan los demás, necesito que me leas y des dos minutos de tu vida, Kun. Para vos será algo insignificante, otro pesado fanático más, y para mi será la gloria, habré cumplido la primera instancia del plan, tener la bandera lista para seguir su camino a Avellaneda. Porque “Nada va a cambiar mi amor por vos”, Kun Agüero, te pido encarecidamente, ¿dónde te puedo encontrar? David, mi viejo, Gonzalo, mi hijo, y yo, te estaremos agradecidos para siempre.
Salud al Rey, y eterna vida a los colores que despiertan la pasión y el recuerdo de los días felices en aquel estadio de cemento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario