Como hojas muertas. Remembra Joan
Manuel, y el Flaco Spinetta le complementa. Todas las hojas son del
viento, y pienso que quiero que te empapes de ese universo tan
personal que supo criar el poeta que dio vida al día de la Música
en Argentina. Spinetta, Cerati, Fito Paez, Calamaro, Cordera, Ciro,
el rock nacional me marcó, hija. A vos te escribo. A quien espero
que salga y se mantiene dentro ya pasadas las 40 semanas de
interiores. Ya tenés vida, sólo que aún no te veo, y no sé qué
hará que la vista sea tan significativa, porque ya te sentí
moverte, y te toqué una patita. Sí, a través del filtro de la piel
de tu madre, pero lo hice. Y luego de salir es que se empieza a
contar. Vas a cumplir años por estos días, para siempre. Lo que
perdura es lo que se valora. Y el día de cumpleaños perdura. Y
verte y tenerte en brazos también. Tu hermano, Gonzalo, con sus 3
años y meses, me deja claro constántemente que él está más
atento que cualquiera, por más que creamos que el habla es lo que
facilita la atención. No, nada que ver. La dificulta. El habla es un
invento útil para mantener comunicación con el exterior pero es más
arma pleito que los sentidos convencionales, la vista, el olfato, el
tacto, lo auditivo con la música encabezando el ranking, y el gusto.
El gusto es mío de estar esperando tu
llegada. Dale, llegá, que la ansiedad no aprendí a controlarla y
resurgieron cual fantasmas del sarcófago de meticulosidades perdidas
dos de aquellas uñas que me comía de chico, sólo que esta vez soy
adulto, elijo que sean dos. Ja, sí, hija, nos creemos que elegimos
todo el tiempo. E instándonos a hacerlo estamos siempre, los unos a
los otros, a veces en forma cordial, otras abrupta, otras
manipulando, otras -con suerte- apenas sucediendo, y otras
concediendo. Somos humanos habitando este espacio etéreo y
construyendo e hilvanando ilusas creencias de que las cosas se hacen
de un modo. El que vos vayas divisando que es el que te hace sentir
bien, cómoda, gustosa, a tus anchas, es el que estará bien. Maia,
que la vida te brinde lo que venís a buscar. No pares de buscar. La
ilusión existe, es, y también es la que impulsa la fuerza vital que
el universo tiene para acompañarte. Si no contruís tu telaraña, tu
red, tu ilusoria irrealidad, nada se divisa, mientras que si lo hacés
con empeño y dedicación, con amor, y buscas sin parar aquello que
te alimente de energías renovadas, de seguro vas a estar plena,
hija. Y eso deseo para vos. Papá y mamá estarán, sobre todo al
principio, para intentar ordenar el caos, cuando sabemos que no se
ordena sino que se acomoda, para instarte a seguir tus pasiones, pero
luego soltarás a mamá y papá de la mano y te largarás a correr
sola. No aceptarás tanto franeleo y dejarás abrir tus alas en el
destino que te plazca. Ahí te digo, hija, que nada ni nadie
condicione tu visión, aceptá ayuda y compañía, manteniendo
siempre tu idea y ganas como estandarte. Si estás confundida,
sentate a ver qué querés. La confusión es propia del que se anima
a revolcarse, así que no le temas a las sensaciones oscuras, que son
las propulsoras de la inspiración e imaginación necesarias para
ejecutar tu deseo.
Ejecutá. A sangre fría a lo que debe
morir y tus actos en realidad para verlo plasmado, consolidado,
afirmado, en este planeta, que es al que llegás en breve. Pienso
darte todo mi corazón, con sus capacidades y falencias, a
disposición para que hagas uso, sí, usame, aprovechá que papá
está para vos, para cuidarte al principio -y siempre- y sabé que
aunque me enoje o muestre mi lado menos cordial, papá está para
servirte y lo que gustes llamar.
Te llamo, hija, Maia, dale, vení,
quiero contemplarte ya, sentir cada una de las extremidades de tu
cuerpo, y conocer la sensibilidad con la que venís al mundo,
conocerte, que para eso es que estamos acá presentes. Para
conocernos, y divertirnos un rato.
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